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jueves, 8 de diciembre de 2011

Cuantas veces he deseado borrar un día, un instante, un momento,
borrarlo todo y vaciar mi memoria, no recordar nada.
Cuantas veces he deseado volver a tener cinco años, vivir todo de nuevo, recuperar lo que se fue o dejar que el tiempo ponga las cosas en su lugar. Hay quien no espera nada del tiempo, no importa regresar o avanzar, simplemente renuncia a que el tiempo continúe su paso y se marchan con lágrimas y un adios. Si deseara en algún momento perder completamente la memoria y "comezar de nuevo" ¿cuántas cosas perdería? Sería algo parecido a aquellas cosas que se pierden en una mudanza
y después de un tiempo echamos de menos. Perdería el calor del primer beso y la sensación de aquel amanecer que fue perfecto. La nostalgia por amores pasados y la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido.
Quedarían atrás los amigos que prometieron ser eternos, aquellas cartas que nos hicieron llorar, aquel abrazo cálido, el día que parecía que se iba a caer el mundo, el dolor más hermoso, la sonrisa más bonita y agradable, aquellas cosquillas tan reconfortantes, el nacimiento del sentimiento más bonito.
¿En realidad comenzamos una vida nueva o dejamos atrás otra llena de recuerdos preciosos? Dejamos una vida y un presente que nos da infinitas oportunidades, por soñar con un futuro perfecto que no existe o un pedazo de cielo donde ni siquiera sabemos lo que nos espera.

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